Hola a todos y bienvenidos una vez más. Aquí me encuentro de nuevo para traeros las últimas noticias musicales. En esta ocasión vengo para volver a hablaros de un gran artista: ¡Carlos Gris! Y bueno, ¡comencemos!
Comparándonos con anteriores generaciones, parece que la nuestra llega tarde a todo. Si a los 30 nuestros padres ya tenían un trabajo fijo bien remunerado, la casa pagada, coche nuevo, dos hijos y un perro, nosotros a la misma edad lo tenemos casi todo por hacer. Ante expectativas ya irreales, nos hemos acostumbrado a desmontar nuestras vidas y a volver a empezar las veces que haga falta. Es resiliencia pura, pero sigue dando vértigo cuando eso ocurre. Carlos Gris, el músico madrileño afincado en Londres, se encontró en ese escenario cuando agotaba su veintena: una ruptura amorosa le colocó de nuevo en la casilla de salida, y ha documentado la reconstrucción de su estabilidad emocional en "Mariposas", un fantástico y honesto nuevo EP, el segundo que publica tras Flotante, fechado en 2022.
Sobre sus cuatro canciones se extiende la urgencia de exprimir la vida para combatir el miedo a perder la capacidad de emocionarse al hacerse mayor, la esperanza de volver a sentir algo especial, y cómo mantener el equilibrio entre la incertidumbre y la liberación de no tener ataduras. Un proceso que Carlos narra a dos niveles: en su relación consigo mismo y con el exterior. "La Grieta" y "Un minuto más", canciones con la que abre y cierra el relato, hablan del difícil ejercicio de aprender a estar solo y de cómo ir llenando poco a poco ese vacío con cosas que merecen la pena. Con la primera, una impecable pieza de indie pop-rock con influencia de Vetusta Morla, Band of Horses o Big Thief, dibuja el lugar imaginario que le permite seguir emocionándose con las cosas invisibles e inútiles, las que más nos definen. Mientras que la segunda, que combina el sonido sucio de The Strokes con las guitarras limpias y el ritmo sofisticado de Phoenix, pone el acento en la extraordinaria y a veces dolorosa aventura de conocerse mejor a uno mismo.
Pero como la vida es corta y la juventud lo es aun más, Carlos Gris no renuncia a la emoción de las noches convertidas en fin de semana y de los amores que duran solo un segundo. Es otra vertiente de la terapia de reconstrucción, confesada en sus dos piezas centrales. "Dolor de espalda", impregnada de una dulzura pop coqueta y juguetona que recuerda a Parcels y a Colectivo Da Silva, define una de esas noches como una mezcla de excitación por lo nuevo y nostalgia por lo perdido. Y va más allá en "Mariposas", canción que titula el EP, comparando el sexo ocasional con una terapia de choque necesaria para afrontar y superar ciertas fobias o traumas. Dulce como la guitarra clásica de José González o Guitarricadelafuente, es la historia de dos extraños que se encuentra, que conectan y que el domingo por la noche se separan. Una luz fugaz en medio de la oscuridad que le demuestra que es posible volver a sentir algo especial.
Afinando cada vez más su lenguaje lírico y musical, Carlos Gris sigue ofreciéndonos canciones sinceras y bonitas con las que se explica a sí mismo y a toda su generación, con sus luces y sombras, con sus ilusiones y frustraciones. Inspirado por gigantes del indie nacional como Leiva, Viva Suecia, Iván Ferreiro o Xoel López, y por referentes del pop-rock anglosajón como The National, Band of Horses, Big Thief o The War On Drugs, el cantautor madrileño se está construyendo su propio espacio, en la vida y en la música. Un reto bastante más ambicioso y atractivo que tenerlo todo atado y bien atado a sus 31 años.
Os dejo por aquí el videoclip de "Dolor de espalda". ¡No os lo perdáis!
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